Santiago Luna hace «suyo» el Campeonato de Profesionales Senior

Santiago Luna ha redondeado su brillante palmarés con el triunfo en el Campeonato de España de Profesionales que se ha celebrado en Talayuela Golf, tres jornadas de intensas emociones caracterizadas por el juego efectivo y contundente de un jugador que acapara para sí uno de los pocos títulos que le faltaban dentro de nuestras fronteras en su cinturón de éxitos.
El golfista madrileño realizó un gran torneo de principio a fin, primero a la estela de un Juan Quirós que, primer líder del torneo, siempre dio la cara en la lucha por el título antes de que el citado Santiago Luna accediera a lo más alto de la tabla en la segunda ronda, una privilegiada posición que defendió a partir de ahí con una insuperable mezcla de garra, serenidad y acierto.

Semejante propuesta, demoledora por momentos, quedó asimismo fuera del alcance de Pedro Linhart, tercero en discordia, ganador en las ediciones de 2013 y 2014, otro buen ejemplo de jugador combativo que contribuyó a que la jornada final fuese de auténtico espectáculo. Su recta final, con aciertos en los hoyos 14 y 16 que prolongaron la emoción del campeonato, fue otro aliciente adicional para quienes presenciaron su juego, premiado con la segunda plaza.

Juntos en el bien denominado partido estelar, Santiago Luna asistía impertérrito a las sucesivas propuestas de Juan Quirós y Pedro Linhart –ambos birdies en el 9 y en el 11, por ejemplo–, a las que opuso una machacona insistencia en completar cada hoyo con el par, nada menos que once pares consecutivos antes de que, templanza infinita, el madrileño dinamitara la fiera persecución de sus cualificados oponentes mediante dos birdies consecutivos, en los hoyos 12 y 13, que sentenciaron en la práctica el destino del torneo.

Quedaban, sí, cinco hoyos por delante, pero la ventaja adquirida –a pesar de un bogey en el 15 enjugado de inmediato con un birdie en el 16– resultó ya infranqueable para quien manejó la tensa situación –también birdie de Pedro Linhart en el 16, en un último esfuerzo por variar el destino– a las mil maravillas.